Puig de Molins es una de las paradas esenciales de cualquier visita a la isla balear. Aquí se encuentran los restos más claros (y mejor conservados) de la presencia de los fenicios en Baleares allá por el siglo VII a. C. Pero si nos quedamos con el detalle, hay que hablar de los dos grandes puntos de interés y de referencia que abarca este asentamiento:
En Eivissa hay dos colinas destacadas: la de los vivos y la de los muertos. Al menos, así las diferenciaban en los años de fundación de la ciudad, cuando los fenicios acababan de conquistar el enclave mediterráneo. La primera de ellas, Puig de Vila (conocida ahora como Dalt Vila), bullía a diario con la actividad de la ciudad. La segunda, denominada a partir del siglo XV Puig de Molins, fue la elegida para albergar el primer cementerio de la villa.
Desde su creación en el siglo VII a.C. hasta el año 700 de nuestra era, el cementerio de Puig de Molins vivió diversas épocas de esplendor y constante crecimiento. Se estima que el camposanto llegó a albergar más de 3000 tumbas (teniendo en cuenta solo las de los difuntos fenicios) y a ocupar hasta 5 hectáreas de terreno. Hasta que cayó en desuso como cementerio y empezó a ser utilizado por los campesinos para plantar olivos, almendros, higueras, etc. junto a los molinos que dan nombre a la ladera.
Hoy, Puig de Molins es la necrópolis antigua mejor conservada de todo el Mediterráneo occidental y una de las más ricas desde el punto de vista de los restos históricos encontrados. La mayor parte de estos vestigios se pueden visitar en el Museo Monográfico. Pero de las miles de tumbas que conforman la necrópolis, solo son visibles unas 300, descubiertas en su mayoría en sucesivas excavaciones durante el siglo XX.
Los turistas solo pueden entrar en los conocidos como hipogeos de la mula, descubiertos accidentalmente a mediados del siglo pasado cuando un animal se hundió en una fosa tras un corrimiento de tierra.
Junto al yacimiento arqueológico que un día fue la necrópolis de Ibiza se encuentra una de las sedes del Museo Arqueológico de Eivissa y Formentera, el centro de interpretación de Puig de Molins. Todos los restos del pasado fenicio-púnico de la mayor de las Pitiusas están en este museo perfectamente catalogados y contextualizados. Su alto nivel de conservación y su interés para el estudio arqueológico e histórico de la isla sirvieron para conceder al yacimiento la declaración de Monumento Histórico Artístico y, posteriormente, la de Bien Patrimonio de la Humanidad.
¿Qué alberga el museo? Piezas de gran interés, como el panteón de los dioses Tanit, Baal Hamon y Eshmum; restos arqueológicos relacionados con los ritos funerarios y otros muchos vestigios fenicios y romanos, todos ellos relacionados con la muerte.
Para continuar con este viaje por la antigüedad de Ibiza, solo tienes que caminar unos 800 metros para llegar a la puerta de acceso a la muralla que ocupa la otra colina, la de Dalt Vila.
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