Cala Gros (o Caló Gros) forma parte de las calas de Ibiza que merece la pena descubrir en este rincón del Mediterráneo, siendo posiblemente una de las calas más aisladas de la isla por su situación geográfica y por la dificultad del acceso hasta la misma; no obstante, esto es lo que ha permitido que se mantenga prácticamente en estado virgen y en un excelente estado de conservación.
Se trata de una playa de cantos rodados y aguas transparentes de gran belleza natural rodeada por acantilados, de manera que no sólo es muy posible que la encontremos vacía de turistas y bañistas, sino que es prácticamente imposible que alguien puede advertir nuestra presencia, así que es un lugar perfecto para desconectar, aislarse del mundo y disfrutar de uno de los rincones más secretos de Ibiza.
Su nombre deriva de su ubicación a los pies de Punta Grossa (Cap des Llamp), un promontorio en la costa noreste de la isla que se adentra en el mar y sobre el que aún se conservan los restos de un antiguo faro con una particular historia, situado a 55 metros sobre el mar, y hoy día en desuso y totalmente abandonado. Sus ruinas le dan al lugar un aspecto aún más interesante, y confirman a esta cala como una de las más aisladas de toda Ibiza.
Es precisamente su inaccesibilidad lo que ha permitido a Cala Gros mantenerse virgen durante años mientras los turistas inundaban el resto de playas y calas de Ibiza. A pesar de ser una playa de cantos rodados, es un lugar que cuenta con aguas transparentes y donde podemos sentirnos realmente solos como en pocos lugares.
Además de por su belleza natural, si por algo destaca Cala Gros es por estar situada a los pies del Faro de Punta Grossa; podemos aprovechar para realizar una visita a este faro abandonado, aunque debemos advertir igualmente que el camino hasta él no está bien señalizado, y de hecho muchos ibicencos ni siquiera conocen su existencia.
Construido en 1870, la historia de este faro es tan curiosa como rocambolesca. Su ubicación estuvo rodeada desde el principio de controversia, ya que muchos pensaban que el lugar no era ideal para erigir un faro y que la Isla Tagomago -que puede contemplarse desde Cala de Sant Vicent- era un lugar mucho más adecuado para un edificio de estas características.
Su construcción fue tremendamente difícil, ya que el faro no contaba con una carretera de acceso, estaba enclavado sobre un promontorio rocoso, y se ubicaba a 2 kilómetros de cualquier zona accesible por tierra, así que fue necesario llevar los materiales de construcción por mar para luego subirlos hasta el faro.
Para colmo, poco después de su inauguración se comprobó que efectivamente Tagomago era un emplazamiento mucho mejor para un faro, y el Faro de Punta Grossa se abandonó definitivamente en 1914. Hoy día es un edificio totalmente abandonado que conserva en pie sus muros y su torre, pero sin techumbre y lleno de vegetación. No obstante sigue siendo un lugar bonito para visitar y desde el que contemplar magníficas vistas de la costa ibicenca.
Otro aliciente para visitar este faro es el camino que fue construido para llegar hasta él por tierra, horadado en la montaña y que aún puede recorrerse hoy día. Es una ruta con unos 5 kilómetros de recorrido y bellas vistas, incluyendo al Islote Punta Grossa, si bien advertimos que presenta cierta dificultad y por momentos puede ser peligrosa por su estrechez y su pendiente, por lo que sólo la recomendamos para caminantes experimentados.
Esta pequeña playa no es fácil de encontrar si no se conoce su existencia, y mucho menos fácil es llegar hasta ella. Geográficamente se ubica en la costa noreste de la isla, no lejos de la mucho más conocida Cala de Sant Vicent, también llamada popularmente “Sa Cala”.
Sant Vicent fue una de las primeras playas del norte de Ibiza en abrirse al turismo, y aunque hoy día cuenta con varios hoteles, sigue manteniendo su encanto como un lugar tranquilo y familiar alejado de las grandes aglomeraciones turísticas, y que conserva su entorno natural casi intacto.
Desde la Cala de Sant Vicent, el faro de Punta Grossa -o lo que queda de él- se encuentra a unos dos kilómetros de distancia, y a sus pies se ubica la Cala Gros; no obstante queremos advertir que el acceso por tierra no es la ruta más recomendada para llegar a esta cala debido a su peligrosidad, ya que no existe ninguna ruta habilitada como tal ni mucho menos señalizada.
El acceso hasta Cala Gros no es nada fácil, pero gracias a eso casi siempre está vacía y se mantiene como un paraje virgen. Ya hemos mencionado antes que el acceso por tierra no es nada recomendable, ya que sólo es posible caminando hasta el faro de Punta Grossa y desde allí descendiendo por un peligroso barranco por el que no hay ningún camino trazado… Es algo extremadamente peligroso que desaconsejamos totalmente.
En realidad, la forma más habitual de llegar hasta esta cala -y la más aconsejable- es por mar, llegando hasta ella en barco; hay que tener en cuenta además que Cala Gros recibe vientos del nordeste, por lo que sólo recomendamos llegar hasta ella en barco únicamente en días de poco viento y con buena mar. Ya lo advertimos, ¡no es fácil llegar hasta aquí!